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El LOOK DE LA MUJER INCAICA:



Pocas son la veces en las que los ilustradores hacen buenas reflexiones y reconstrucciones acerca de la mujer prehispánica. No todos se acercan a una realidad más próxima, pero en este caso mi amigo Frank Diego Abarca Orbegoso siempre intenta llegar a la antigua realidad. Su ilustración me inspiró a escribir el siguiente análisis.


¿Cómo se vería una mujer del Cusco inca?

Corporalmente, de cuerpo delgado a grueso, no muy altas (no eran como barbies, Kim Kardashian o Pamela Anderson, como muchos las suelen representar en su afán por occidentalizarlas y dejarlas boluptuosas). Cada pueblo y continente tiene sus características físicas y debemos aceptarlas y sentirnos orgullosos.


Tomemos en cuenta también que en esa época Cusco era como cualquier ciudad capital: llena de rostros diferentes, contexturas, alturas y diferentes tonos de piel. Muchos cronistas afirman que el Tawantinsuyo estaba lleno de gente de diferentes facciones y que la gente del sur no era igual a la del norte y etcétera. Entonces, una persona que vivía en el Cusco podía ser un inca (sea mujer u hombre) de pura sepa , gente mitmaq (migrantes) o prisioneros políticos de alto rango de otros reinos, que ya hacían su vida en el Cusco con todos su servidores y que fueron llevados a la capital para asegurar la conquista. ¡Entonces imagínense la variedad de gente y looks que habría en Cusco y su periferia!


Una mujer cusqueña, para verse importante, bella y descendiente directa de Mama Wako, obligatoriamente tenía el cráneo alargado hacia arriba, en punta. Guamán Poma las representa así también, cuando las dibuja de perfil. El cabello y el peinado debe haberse visto algo parecido como el look de los años 60s, el famoso bombé o bomba, que consistía en batir el cabello hasta formar “otra cabeza” y verse más linda. Las mujeres del Cusco habrían llevado naturalmente este estilo, luciendo una cabeza alta, así como una cabellera enorme hasta la cintura y bien cuidada.


No usaban maquillaje como las europeas, pero no dejaban de ser vanidosas a su estilo. Usaban ungüentos lechosos para aclarar la piel de las manchas y dar baños de color en negro azabache al cabello, que siempre sufre resequedad en la sierra. Según cuenta el Inca Garcilazo “metían el cabello en una olla con agua caliente, que contenía una hierba que soltaba un tinte negro y les dejaba el cabello lustroso”. Algo así como dar baño de color con tintes actuales. Para fiestas, era usado el maquillaje rojo, delineando la parte inferior del ojo hacia la sien. Y listo , nada más o al menos no sabemos.


La ropa:

Los vestidos de las mujeres y de toda la nobleza inca, eran hechos en acabado KUNPI. Ese acabado era un micro tejido tan menudo que no se veía a simple vista la trama, que inclusive los españoles se sorprendían por la fineza, tanto que lo comparaban con la seda china. El KUNPI brillaba por ser de vicuña y tenía caída. Por ser tan fino tendría movimiento y el acso o anaco le daría forma a la silueta, dejándola sexy. Obviamente el KUNPI actualmente ya no existe y las representaciones del look de mujeres incas actuales, no llegan ni de cerca a lo que eran antes.



El vestido:


Antes que todo, todas las piezas femeninas incas tenían 5 franjas de diseño : una franja mayor en el medio llamada pampa y dos franjas más a cada lado de la misma, sumadas son 5 franjas. El anaco o acso era una manta rectangular grande, que daba una vuelta y media al cuerpo y pasaba por la espalda, abrazando por detrás a cada hombro con dos puntas. Parecido al sari de las mujeres de la India, que es un vestido de una sola pieza envuelta al cuerpo. Finalmente dos tupus de metal sujetaban todo esto en la parte superior de los senos (como está en la ilustración de Frank) , y estos a su vez amarrados con finos colgantes, para que no se suelten y no le hagan pasar un roche a la dama en medio da la calle. Remataba el chumpi, una faja gruesa y linda de cuatro vueltas aproximadamente que sujetaba la composición del vestido.

Para el frío o salir a la calle la famosa lliclla, que era un paño cuadrado doblado a la mitad y que cubría hombros y cuerpo, también sujetas con tupus. Llegando en casa se la sacaban y se quedaban sólo con el acso o anaco. Según el cronista Bernabé Cobo, la alimentación andina era saludable a pesar de que le parecía insípida y era rica en proteínas y calorías, por lo tanto no sentían mucho frío y tendrían también fuego prendido en casa.


Las joyas:

En cuestión de joyas, cada panaca tenía sus propias formas de decoración, así que no hay un determinado tipo de joyas, a no ser que sean los clásicos tupus y los pendientes metálicos en forma de kantu. Lo que si se sabe es que se rellanaban de collares de chaquiras de mullu y metal, sobretodo en el cuello como las actuales mujeres de Otavalo, en Ecuador que descienden también en parte de los incas. Pasaba lo mismo también en relación con los colores de la ropa. Cada grupo familiar escogía sus colores y emblemas, pero claro, colores como el rojo eran el básico clásico irrefutable de la nobleza cusqueña.


Esto es en resumen, la apariencia de una mujer noble inca ¿tienes más información? ¡Cuéntanos!

Si te gustó, comparte y si quieres copiarlo no te olvides de poner la autoría, tanto del relato como del dibujo, así nos ayudamos. Compartir es de todos, la autoría es de quien escribe o pinta.


Adrián ILave Inca

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